Al contrario de lo que sucede en la pesca a mosca seca, cuando se pesca a ninfa la acción sucede debajo del agua. Esto complica enormemente que el pescador pueda ver si sus ninfas están trabajando correctamente. Sucede además que al igual que cuando se pesca a mosca seca, en la pesca a ninfa, la deriva que los señuelos tengan bajo el agua va a ser la clave para que los peces decidan tomarlos. Esto genera una gran complicación dado que el pescador no puede ver las ninfas y no es fácil darse cuenta si están derivando correctamente, o por el contrario, están dragando o tocando el fondo.
A la complicación de no ver directamente las derivas, se le añade el problema de la tridimensionalidad del tramo del rio que se pesque, es decir, a parte de los diferentes puntos de la superficie, existe otro elemento que es la profundidad, la cual no es constante ni entre los diferentes tramos del rio ni siquiera dentro del mismo tramo. Esta profundidad variable complica el poder pescar en diferentes profundidades con el mismo equipo o aparejo.
El término dragado es de origen inglés y se usa comúnmente en el mundo de la pesca a mosca en español, aunque no figure en el diccionario con ese significado. Usaremos la palabra dragado para referirnos al arrastre antinatural que sufren las ninfas, similar al rayado que pueden sufrir las moscas secas en la superficie. Muy a menudo se piensa que las truchas son menos sensibles a una ninfa dragando debajo del agua, de lo que lo son a una mosca seca rayando (dragando) en la superficie. Es muy importante que seamos conscientes que esto no es cierto y como pescadores interioricemos que las truchas son también muy sensibles al dragado de las ninfas
La efectividad en la pesca a ninfa se consigue cuando nuestras imitaciones derivan a la profundidad en la que los peces se estén alimentando y lo hacen a merced de la corriente en deriva muerta. Cualquier modificación de la trayectoria o velocidad de las ninfas que no sea natural va a crear dragado, y si las truchas lo perciben no cogerán las ninfas. Tenemos entonces objetivo en cada deriva que es que las ninfas trabajen a la velocidad de la corriente a la profundidad de pesca.
La deriva que los insectos tienen depende principalmente de la velocidad de la corriente a la profundidad en la que se encuentren. Es importante resaltar que a diferentes profundidades hay diferentes velocidades de la corriente, y esto es un tema clave que hay que comprender. La columna de agua que va desde la superficie hasta el fondo de los ríos tiene una característica muy importante; su diferencia de velocidad entre la corriente de la superficie del agua y la corriente cerca del fondo. La velocidad de corriente más rápida se da justo debajo de la superficie y va disminuyendo gradualmente hacia el fondo. De hecho, la velocidad del agua es casi nula en la zona que está muy pegada al fondo debido al colchón hidrodinámico que se genera por la fricción con el fondo y las piedras. La magnitud de las diferentes velocidades que se dan en cada capa de la columna de agua configuran una curva de forma parabólica, y esta forma es copiada por el sedal, disponiéndose así a medida que atraviesa la columna de agua. Esta diferencia de velocidades es la causante de una de las mayores dificultades de la pesca a ninfa, puesto que las ninfas deben derivar a la velocidad que la corriente tiene a la profundidad a la que se encuentren, pero están atadas a un sedal que atraviesa toda la columna de agua. Esto es precisamente el problema, ya que el sedal estará siendo afectado por corrientes de mayor velocidad que la que deben tener las ninfas, sobre todo en la parte cercana a la superficie donde se dan las mayores velocidades
Para hacerse una mejor idea de cómo es el efecto de la corriente sobre el sedal y sobre las ninfas, podemos hacer una analogía de como el viento empuja la vela de un velero. La fuerza que el viento hace sobre las velas se transforma en una fuerza de arrastre sobre el casco del barco. La velocidad del viento es mayor que la velocidad del casco del barco y cuanto más grande sea la vela, mayor será la velocidad del barco debido a que las fuerzas de arrastre son mayores. Con esa idea en mente podemos ver que el sedal sufre un efecto similar debajo del agua cuando es empujado por las corrientes, generando en ello una fuerza de arrastre sobre las ninfas.
Esta fuerza de arrastre sobre las ninfas va a afectar a la velocidad, e incluso a la trayectoria de estas, creando por tanto, dragado. Lo que va a suceder es que las ninfas van a sufrir una aceleración. Pero además hay otro efecto, ya que debido a que el empuje de la corriente sobre el sedal es mayor en la zona cercana a la superficie, el sedal tira de las ninfas intentando levantarlas . Ambos efectos son los que arruinan la presentación y habrá que aprender cómo contrarrestarlos.
Tenemos que saber que la magnitud de ambos efectos depende principalmente de tres factores, que son la velocidad de la corriente, la longitud de sedal que está sumergido y el diámetro del sedal
En conclusión: Para entender como la pesca a hilo consigue que las ninfas deriven de forma muy natural, debemos comprender que la velocidad a la que se mueven los insectos debajo del agua es más lenta que la velocidad del agua en la superficie. Si la velocidad de las ninfas no es la misma que la del agua a esa profundidad, la deriva no va a ser natural y entonces va a haber dragado (o arrastre no natural). Para pescar con éxito en esta situación, la técnica que usemos tiene que ser capaz de conseguir que la velocidad de las ninfas debajo del agua sea diferente de la velocidad de la corriente de la superficie del agua. Para poder tener derivas sin dragado no debe haber ningún elemento del aparejo flotando en la superficie del agua, ya que esto influiría en la velocidad y trayectoria de las ninfas. El objetivo es evitar que las ninfas sean arrastradas por cualquier elemento del aparejo que se esté moviendo a velocidades similares a las de la superficie del agua.
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